España y la fiesta: ocio nocturno

Decir fiesta en España no quiere decir fiesta nacional o día de libranza por algún motivo festivo. No. En España, fiesta es salir de marcha y desfasar toda la noche. Cada uno a su manera, pero a lo grande. Esto es, salir de bares, discotecas, beber, bailar, divertirse dejándose llevar. Salir de marcha no implica necesariamente tener malos hábitos, ni beber más de la cuenta. Algunos desfasan hasta el límite de la resaca y otros muchos solo disfrutan de los acontecimientos: música y baile hasta quedar sin pies y sin voz de tanto corear las canciones del momento.

El ocio nocturno es una de las actividades que más gusta a la sociedad española y todos aquellos que nos visitan. Esos momentos de tiempo libre dedicados a actividades que se alejan de las responsabilidades implícitas en el trabajo o el estudio, e incluso las tareas domésticas, son lo que denominamos tiempo de ocio. Cuando las actividades de ocio se desarrollan en la clandestinidad de la noche, hablamos de ocio nocturno o, más coloquialmente, fiesta. El ocio es el tiempo neta y exclusivamente recreativo que utilizamos para evadir y distraer la mente con la finalidad de brindar bienestar al cuerpo y la propia mente.

Cada persona entiende el ocio como más se adapte a su personalidad y estilo de vida. No hay una distinción estricta sobre lo que es una actividad lúdica y de ocio para unos y para otros. Lo que a uno puede parecerle lo más de lo más, a otro puede resultarle aburrido. La finalidad de una actividad de ocio, no es otra que proporcionar placer a quien las realiza.

Cuando hablamos de ocio nocturno, nos referimos directamente a actividades de tiempo libre asociadas a la noche y todas las actividades que se realizan de forma nocturna. Profesionales como Grupo Concerto, desarrollan su actividad en bares, clubes, discotecas, clubs o lugares en los que música y bebida rigen la actividad.

Las características que mejor definen el ocio nocturno son la presencia de alcohol y otras sustancias y la música. Los locales de moda, combinan ambas cosas con la finalidad de que la gente, se divierta. El entretenimiento esta servido mediante el baile y el consumo de bebidas.

Adictos a la fiesta

En España la fiesta es ley. Juernes, viernes y sábado, son los días álgidos en los que todos los fiesteros y fiesteras hacen alarde de su forma de divertirse. No en vano, el ser humano, necesita divertirse y pasarlo bien. Escapar de la vorágine de las obligaciones diarias, sentir el desenfado y la libertad del corsé social, es algo vital y necesario. Los momentos de diversión, son los que quedan grabados a fuego en nuestra mente, como sinónimo de alegría. El como se divierta cada quien, es cosa de cada uno.

La fiesta no la invento un español del siglo XXI. La fiesta ha estado presente en todas las sociedades modernas y no modernas, desde que el hombre, es hombre (y la mujer, mujer). La tradición de la fiesta nocturna española es algo que llama la atención de todos los que traspasan nuestras fronteras. En gran medida, muchos de nuestros turistas, vienen en busca de la fiesta nacional. No, no nos referimos al día de la Hispanidad.

Tras el parón que supuso la pandemia, aquel momento en el que parecía que el ocio nocturno estaba abocado a su fin, hemos recuperado nuestra forma de vivir anterior. Muy pocos cambios y aprendizaje nos han quedado de aquellos duros momentos a decir verdad y, aunque no venga al caso. Recordemos por un momento como la pandemia, afectó a nuestras vidas y a todos los sectores, siendo la hostelería uno de los más afectados directamente por las medidas implantadas a razón del Covid. Las pérdidas acarreadas, fueron millonarias, poniendo al sector en jaque.

Sin embargo, cuando algo gusta, gusta. Ni el Covid, ni la pandemia, ni las restricciones, ni esos millones de perdidas que apuntaban a que el ocio nocturno no podría recuperarse, han podido con el sector. Desde aquel fatídico año, el ocio nocturno, no solo ha remontado si no que supera las cuotas previas a la pandemia.

Si hablamos de cifras, el año anterior a la pandemia, la facturación bruta del sector alcanzo casi un dos por cien del producto nacional bruto con unos veinte millones de euros de facturación. Los empleos creados por la industria rondaban los doscientos cincuenta mil. En la actualidad, no solo se han recuperado esas cifras, sino que se han superado. Se registran en el país más de cincuenta mil locales destinados al ocio nocturno. Junto a los más de diecisiete millones de españoles que aman la fiesta, encontramos a los mas de cuarenta de extranjeros que vienen disfrutar de la fiesta española, ya sea en Madrid, Ibiza o Alicante.

España, es todo un referente en la oferta de ocio nocturno, con fama de diversión y fiesta sin fin, consolidando a nuestro país como uno de los lugares por excelencia para pasarlo en grande. Aunque a muchos de los españoles, no les entusiasme la idea de ser conocidos exclusivamente por ser unos fiesteros, esa es la realidad. El turismo internacional dirige sus miradas al ocio nocturno, pues en sus países de origen, la oferta no es tan grande, ni variada, siendo por el contrario, algo inexistente.

Los datos avalan esa realidad de que cuando algo gusta, gusta y en España, la fiesta es tan adictiva que no solo se han recuperado las cifras prepandemia, sino que se han superado todas las expectativas de crecimiento posible.

El ocio nocturno tiene sus ventajas

Toda actividad lúdica debe ser beneficiosa para quien la practique. Eso es incuestionable pues si no, no sería ocio ni lúdico. Si bien cada persona entiende el ocio a su manera, no por tratarse de ocio nocturno, hay que demonizarlo. Se trata de una actividad licita que gusta a la gran mayoría y de la que todos hemos participado en alguna ocasión. Quien más y quien menos, se ha pegado una fiesta de esas de no volver hasta que salga el sol, con todas sus consecuencias.

Pero hablemos de las ventajas que ofrece el ocio nocturno, como por ejemplo que se trata de actividades que se desarrollan en un entorno diferente al del trabajo y el hogar, lo que permite interaccionar y relacionarse con personas diferentes y con gustos afines. Suelen ser lugares al que, por igual, puedes acudir con la familia, los amigos o los compañeros de trabajo. El beneficio para la economía general es grande, puesto que mueve mucho dinero y genera mucho empleo. Atrae a turistas de toda condición que vienen a España dispuestos a dejarse un dineral y mejorar nuestra economía.

Ahora bien, los locales de ocio nocturno pueden ocasionar molestias y desventajas en el entorno. No propiamente los locales y quienes los dirigen, más bien los clientes que acaban perdiendo el norte. Las actividades de ocio nocturno, afean el entorno y la apariencia del lugar en el que se encuentran. La basura y suciedad que generan los fiesteros en las calles cercanas, no resultan muy agradables para los residentes. Ruidos de todo tipo, desde ambulancias hasta personas gritando por la calle, tampoco dejan buena imagen y generan molestias a los vecinos. Ocasionalmente, los fiesteros, causan destrozos en el mobiliario urbano.

En estos términos, el ocio nocturno puede considerarse como algo poco beneficioso, cuando realmente no es así. No debe tacharse como algo malo o bueno. La cuestión es el enfoque que se le concede a esta forma de divertirse, en la que a muchos se le va la mano, sí; pero no a todos. Se trata de una forma de pasarlo bien como cualquier otra, salvo que se recurra a sustancias o al abuso de alcohol. Algo que, por otro lado, es cada vez, más habitual.

En cualquier caso, somos libres de hacer lo que nos guste, siempre y cuando respetemos a los demás. En el caso del ocio nocturno, hay que ser conscientes, actuar con precaución y ser responsables de las posibles consecuencias de las acciones derivadas de una pasada de vuelta con la bebida.

Disfrutar de una noche de baile en un local o discoteca, tomarse una copa de más y echarse unas risas a causa de ello, no es un delito. Lo peor que puede pasar en estos casos, es padecer una gran resaca al día siguiente. El problema, sobreviene cuando, en vez de una copa de más, se sobrepasa el límite y pasamos del ocio al desfase.

Bailar es sano. Socializar es saludable. Conocer gente también. Como sucede con todo en esta vida, hay que encontrar el equilibrio y aprender a disfrutar de la noche sin la necesidad de caer en los abusos que conllevan una serie de consecuencias que no suelen ser las más recomendadas.

Independientemente del uso que cada uno haga de su tiempo de ocio y del ocio que más le guste practicar, no se trata de la actividad en sí. La cuestión es, en realidad el uso que de ella se hace. Tener un hobby como las carreras de coche y ser piloto, no implica que haya que correr con el coche en todo momento. Igualmente, por mucho que te guste la noche y tomar una copa, no implica emborracharse hasta el extremo y “liarla parda”.

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