A veces me paro a pensar en lo que era mi vida hace unos años, cuando aún estudiaba diseño gráfico y soñaba con que alguien en algún rincón del mundo valorara mis dibujos.
Tenía 23 años, muchas ganas de hacer cosas diferentes, y cero idea de cómo funcionaba un negocio. Hoy, con 27, vivo de lo que creo con mis manos (y con mi iPad) y vendo mis ilustraciones, cuadros ouija de Barbie, pegatinas locas, y hasta muebles decorados, a personas que jamás pensé que sabrían de mi existencia.
Este camino no fue mágico ni fácil, pero sí muy bonito. Si estás aquí es porque te ronda en la cabeza la idea de montarte algo por tu cuenta, vender lo que haces o simplemente tener más libertad con tu trabajo. Y, si puedo ayudarte a evitar algunos errores que yo cometí o darte un empujón con todo mi corazón, aquí estoy.
¿Qué es tener un negocio digital (de verdad)?
Tener un negocio online no es solo subir productos a una tienda y esperar. Es trabajar todos los días para que lo que haces tenga sentido, llegue a la gente adecuada, funcione bien y, lo más importante: sea algo de lo que puedas vivir sin sentir que estás en una rueda sin fin.
No hace falta que vendas productos físicos, como yo. Puede que tú quieras dar clases, hacer contenido, diseñar webs o editar vídeos. Pero hay algo que sí compartimos todos los que nos metemos en este mundillo: necesitas aprender un montón de cosas que nadie te enseña cuando empiezas, desde cómo mandar un paquete hasta cómo hacer una factura.
El principio de todo: una idea que te emocione
Cuando abrí mi cuenta de Etsy, lo hice porque quería probar. Subí un par de ilustraciones que había hecho para amigas, sin saber si alguien más las compraría. No era “el gran plan de negocio”. Pero detrás de eso había algo más importante: me moría de ganas de compartir lo que hacía. No pensaba en ser viral, ni en hacerme rica. Quería que mis dibujos llegaran a personas que los sintieran suyos.
Así que si tú también estás en ese punto, mi primer consejo es: empieza por algo que te mueva por dentro. No por lo que se vende más. Créeme, se nota muchísimo cuándo algo está hecho con amor y cuándo está hecho para sacar dinero rápido.
Lo básico que vas a necesitar
Aunque tengas mucho talento, hay algunas cosas sin las que un negocio online no se sostiene:
Un lugar donde vender (y no, no es solo Instagram)
- Tienda online: Puedes usar Etsy, que es lo que yo usé al principio (y sigo usando). Es fácil de montar, te da visibilidad y te ahorra muchos quebraderos de cabeza al principio. Luego puedes pasar a tener tu propia web (yo lo hice con Shopify porque es muy visual y fácil de personalizar).
- Redes sociales: Son tu escaparate. Pero no te agobies con estar en todas. Elige una o dos donde sepas que está tu gente. En mi caso, empecé con Instagram, y más tarde TikTok me ayudó a que me descubrieran muchas más personas.
Materiales y equipamiento
Aquí no hace falta volverse loca, pero sí invertir con cabeza.
- Un buen iPad o tableta gráfica: Yo empecé con un iPad de segunda mano y un Apple Pencil. Lo sigo usando, aunque ya tengo uno nuevo.
- Impresora: Si haces cosas físicas como pegatinas, láminas, etc., necesitarás una impresora buena. Yo uso una Canon con tintas pigmentadas para que los colores se vean bien y duren.
- Cortadora tipo Cricut o Silhouette: Si haces cosas como pegatinas, vinilos o packaging personalizado, esto es una salvación.
- Material de envío: Sobres bonitos, papel kraft, sellos, etiquetas… todo lo que ayuda a que tu paquete sea una experiencia (y proteja el producto, claro).
- Ordenador o móvil decente: Para gestionar pedidos, editar fotos, responder mensajes, etc. No necesitas el último modelo, pero sí uno que no se cuelgue cada dos por tres.
Tiempo, organización y muchas ganas
Tener un negocio online es precioso, pero también es agotador si no te organizas. Yo tuve que aprender a poner horarios, a separar días de creación y días de gestión, y a no contestar correos a las 2 de la mañana.
Al principio, hacía todo yo: diseñar, imprimir, cortar, empaquetar, subir contenido, llevar los pedidos a correos, hacer las cuentas… Y aunque parezca una locura, también es muy satisfactorio saber que cada parte del proceso lleva tu sello.
Trámites, papeles y cosas que consideraba de adultos
Este fue uno de los mayores sustos para mí. No tenía ni idea de nada legal, y me daba terror que me llegara una multa por hacer algo mal. Pero por suerte, una buena amiga me explicó todo y desde entonces, he ido aprendiendo a gestionarlo sin miedo.
¿Hay que darse de alta?
Sí, si vas a vender regularmente y quieres hacerlo bien. En España, necesitas darte de alta como autónoma si facturas de forma continuada. Eso no significa que desde el primer día tengas que pagar una cuota enorme. Hay tarifas reducidas, y lo mejor es que consultes con una gestoría que entienda de autónomos creativos.
Mi consejo: busca una gestoría especializada en freelances o artistas. Yo trabajo con una que me cobra poco al mes y me ayuda con las declaraciones trimestrales, las facturas, y cualquier duda. Vale cada euro.
Facturas, impuestos y todas esas palabras feas
- Factura siempre: Aunque vendas por Etsy o por Instagram, hay que facturar. Puedes usar plantillas sencillas o herramientas como FacturaDirecta o Quipu.
- IVA e IRPF: Prepárate para conocer estas siglas. El IVA se cobra en cada venta (normalmente el 21%) y el IRPF afecta a tus beneficios. No te agobies: con una buena gestoría y guardando parte de lo que ganas, puedes manejarlo sin sustos.
- Declaraciones trimestrales y anuales: Esto es obligatorio. Guarda todos tus tickets, facturas de gastos, etc. Yo tengo una carpetita digital con todo escaneado y cada mes dedico un ratito a ponerlo en orden.
Envíos, clientes y atención con mimo
Uno de los momentos más mágicos es cuando recibes el primer pedido de alguien que no conoces. Pero también uno de los más estresantes si no sabes cómo enviarlo bien.
Desde Art logística, empresa de transportes y operador logístico con medios propios y externos, me explicaron que el éxito de cada envío depende de una planificación precisa y una ejecución impecable, y con el tiempo expliqué por qué:
Logística casera (pero profesional)
- Correos: Yo empecé usando Correos. Es barato y bastante fiable. Pero hay que ir con tiempo y paciencia. Ahora uso un servicio de recogida para los paquetes grandes.
- Empaquetado: El envoltorio es parte de tu marca. Yo siempre meto una notita escrita a mano y algún detallito. No cuesta mucho y marca la diferencia.
- Seguimiento: Si puedes, ofrece siempre número de seguimiento. A la gente le da tranquilidad, y a ti también.
Consejos que me habría encantado saber al principio
- No todo es urgente: Vas a querer hacerlo todo ya, pero es mejor ir paso a paso. Cada avance cuenta.
- No te compares: Hay mil cuentas que parecen tenerlo todo perfecto, pero tú no sabes qué hay detrás. Concéntrate en lo tuyo.
- Escucha a tu comunidad: Pregunta, conversa, responde. Las personas que te compran son las que hacen que esto funcione.
- No regales tu trabajo: Está bien hacer descuentos o sorteos, pero valora tu tiempo. Si tú no lo haces, nadie más lo hará.
- Haz lo que te represente: Las modas van y vienen. Lo que permanece es tu estilo, tu esencia. La gente compra lo que haces porque eres tú.
¿Qué edades pueden tener un negocio digital?
Cualquiera. De verdad. He visto personas de 16 años haciendo cosas increíbles desde su habitación, con una tablet y toneladas de imaginación. Y también he conocido a personas que empezaron con más de 50, después de toda una vida en trabajos que no les hacían felices, y decidieron darse una oportunidad.
Lo bonito de los negocios digitales es que no hay una edad correcta ni un momento perfecto. Solo hace falta que tengas algo que decir o crear, que te pique la curiosidad y que estés dispuesta a aprender, aunque sea poco a poco. Este mundo se mueve todo el rato, siempre hay algo nuevo que descubrir. Y si tienes ganas reales, te aseguro que hay sitio para ti.
Y ahora… ¿qué?
Si después de leer esto te vibra el pecho, si te brillan los ojos y te estás imaginando qué nombre pondrías a tu tienda, qué productos harías, cómo lo enseñarías… entonces ya estás dentro. No te digo que será fácil, pero sí te aseguro que vale la pena.
Yo no sabía que vender dibujos de Barbies poseídas en tablitas de madera me iba a pagar el alquiler. Ni que una chica de Canadá me mandaría un vídeo llorando de emoción al recibir una caja con mis pegatinas. Pero aquí estoy, y si yo pude, tú también puedes.
Empieza. Aunque sea con miedo, aunque no lo tengas todo claro. Porque todo lo demás lo vas a aprender en el camino.