Estos son todos los gastos con los que me encontré al abrir mi tienda online

tienda online

Llevo un tiempo dándole vueltas a montar mi propia tienda online. La típica idea que empieza como algo lejano y medio en broma, pero que al final te tomas en serio. Pensé que sería más fácil. “Solo es una web, subo productos y a vender”, me decía. Pero no es tan simple como creía. No es imposible, tampoco, pero abrir una tienda online implica bastantes más gastos de los que imaginaba. No solo en dinero, también en tiempo y en cabeza.

Muchos de nosotros pensamos que siendo online tendremos menos gastos que en una tienda física, pero quiero contarte todo lo que descubrí, porque no es así. Por eso, si estás pensando en lanzarte a vender por Internet, te interesa leer esto. Es mejor saberlo antes que llevarse sorpresas por el camino.

 

El dominio, el hosting y la plataforma, son los primeros gastos

Lo primero que necesitas para tener una tienda online es, evidentemente, una web. Y para eso, hace falta:

  • Un dominio, que es el nombre de tu tienda (ej: tiendasmanoli.com).
  • Un hosting, que es donde se guarda toda la información de tu web.
  • Una plataforma o sistema para gestionar productos, pagos y pedidos.

El dominio no es caro. Normalmente cuesta entre 10 y 15 euros al año, dependiendo de la extensión (.com, .es, etc). Pero hay que renovarlo cada año, así que es un gasto fijo.

El hosting varía más. Hay opciones baratas, desde 5 euros al mes, pero si vas en serio, querrás algo más profesional, que aguante tráfico y vaya rápido. Yo opté por un hosting especializado en ecommerce, y pago unos 20 euros al mes. Eso sí, incluye soporte técnico y copias de seguridad.

Sobre la plataforma, puedes elegir entre varias: Shopify, Woocommerce (que va con WordPress), Prestashop, etc. Cada una tiene sus pros y sus contras. Algunas son gratuitas (como Woocommerce, aunque necesitas ciertos plugins de pago), y otras como Shopify tienen un precio mensual, que empieza desde unos 30 euros al mes.

Esto es solo para tener la tienda online funcionando. Sin productos, sin fotos, sin nada más.

 

Diseño y personalización para que se vea bien y funcione

Puedes usar una plantilla gratuita para tu tienda, pero si quieres que se vea profesional, toca invertir un poco. Hay plantillas premium por entre 50 y 200 euros, dependiendo de la plataforma. Y muchas veces no basta con la plantilla: necesitas ajustar colores, logos, estructuras… y si no sabes hacerlo tú, tendrás que pagarle a alguien que lo haga.

En mi caso, yo sé algo de diseño, así que me apañé solo. Pero aun así compré una plantilla de 70 euros y acabé pagando un freelance para ajustar algunas cosas que no sabía tocar. Me cobró 120 euros por unas horas de trabajo.

También puedes contratar a alguien para que te monte la tienda entera. Un desarrollo completo puede costarte desde 500 hasta más de 3000 euros, dependiendo de lo que pidas. No es lo mismo una tienda sencilla de camisetas que una con filtros avanzados, sistemas de reserva o integración con otras plataformas.

 

El stock y los proveedores, ya que vendo productos físicos

Aquí está uno de los grandes gastos: el producto que vas a vender. Si vendes cosas físicas, necesitas stock. Comprar productos, almacenarlos, tenerlos listos para enviar. Y eso cuesta dinero.

Por ejemplo, si vendes ropa, tienes que comprar tallas, colores, diferentes modelos. Y si te equivocas y compras mucho de algo que no se vende, te lo comes. Así de simple.

Hay una alternativa: el dropshipping, que es vender productos de otros sin tener stock tú. Pero ojo, también tiene sus costes: margen más bajo, menos control del envío, más atención al cliente… y sigue necesitando inversión en diseño, marketing, herramientas, etc.

En mi caso, decidí vender productos propios, hechos a mano. Tuve que comprar materiales, herramientas y hacer pruebas. Solo para empezar, me gasté unos 600 euros en material. Y sin contar el tiempo invertido.

 

Envíos, embalaje y logística, otro gasto que no se puede ignorar

Cuando vendes online, alguien tiene que enviar el producto. Y no es gratis.

Lo primero, el embalaje: cajas, sobres, relleno, etiquetas, cinta adhesiva. Parece poco, pero se suma. Yo compré sobres acolchados y cajas personalizadas. Me costaron unos 200 euros para empezar, y eso que no cogí lo más caro.

Luego está el precio del envío. Puedes negociar con empresas como Correos, MRW, etc., para obtener tarifas más baratas si tienes volumen. Pero si empiezas, pagarás tarifas normales: entre 3 y 6 euros por paquete, según el peso y el destino. Puedes cobrarle ese coste al cliente, pero no siempre cuela.

También puedes usar servicios como Sendcloud o similares, que facilitan todo el proceso de envíos y te dan acceso a tarifas competitivas. Pero suelen tener también un coste mensual o por envío.

 

Pasarelas de pago y comisiones, por que vender, cuesta

Vender por Internet significa aceptar pagos online. Para eso necesitas pasarelas como Stripe, PayPal, Redsys, etc. Estas herramientas no suelen cobrar una cuota fija, pero se quedan un porcentaje por cada venta. Normalmente, entre un 1,5% y un 3% del importe total.

Parece poco, pero si vendes 1000 euros al mes, eso son entre 15 y 30 euros solo en comisiones. Y si tienes muchas ventas, la cifra sube.

También es importante ofrecer varias opciones de pago. Hay clientes que solo compran si pueden usar PayPal o Bizum. Añadir más opciones puede implicar más costes técnicos o integrar nuevos servicios.

 

Marketing y publicidad ya que, sin visibilidad, no hay ventas

Una tienda online no se vende sola. No es como abrir una tienda en una calle con paso de gente. Aquí nadie te encuentra si no haces algo para que te vean.

Y eso se traduce en marketing. Redes sociales, publicidad, email, colaboraciones… Todo eso cuesta. Incluso si lo haces tú mismo, necesitas herramientas:

  • Un gestor de redes como Metricool o Buffer: puede costar entre 10 y 30 euros al mes.
  • Una herramienta de email marketing como Mailchimp o Acumbamail: también desde 10 euros al mes, según tus suscriptores.
  • Y si haces publicidad en Google o Instagram, necesitas invertir. Yo empecé con una campaña de prueba de 100 euros y no vi apenas resultados. Ahora gasto unos 150 euros mensuales para tener algo de visibilidad.

Además, muchas veces tienes que hacer contenido: fotos, vídeos, banners… y si no los haces tú, toca pagar.

 

Otros gastos que no siempre se ven venir

Por todos los gastos que empezaba a tener, me dio por consultar con Findango Finance, una sociedad limitada que ayuda y financia a las empresas. Quería saber si, al final, me iba a ser más rentable pedir financiación y, con lo que me comentaron, acabé por decidirme. Por lo visto, aparte de todo lo anterior, había algunos gastos que iba a tener que me comentaron y me pillaron por sorpresa:

  • Certificado SSL (aunque muchas veces viene con el hosting): si no lo tienes, tu web se ve como “no segura”.
  • Plugins o módulos premium: para funciones específicas como packs de productos, contadores de stock, recuperación de carritos abandonados… algunos valen 20-100 euros cada uno.
  • Asesoría legal y contable: si vas a vender como autónomo o empresa, necesitas darte de alta, declarar impuestos, etc. Yo pago una gestoría por 50 euros al mes.
  • Protección de datos y textos legales: la tienda necesita política de privacidad, aviso legal, cookies… Puedes hacerlo tú copiando plantillas, pero lo ideal es que un profesional te lo revise. En mi caso, me costó 90 euros.

 

¿Existen ayudas o subvenciones para tiendas online?

Sí, las hay, aunque no siempre son fáciles de conseguir ni están disponibles todo el tiempo. Por ejemplo, estos:

  • Kit Digital (en España): una ayuda para digitalizar pequeños negocios. Puedes usarlo para crear una tienda online, siempre que cumplas ciertos requisitos. Tiene tramos según el tamaño de tu empresa o si eres autónomo.
  • Subvenciones autonómicas: en algunas comunidades hay ayudas específicas para emprendedores o para digitalización. Lo mejor es consultar en la web de tu ayuntamiento o comunidad.
  • Bonos de asesoramiento o formación gratuita: cámaras de comercio y otros organismos ofrecen talleres y ayudas indirectas.

Mi consejo es que no des por hecho que vas a conseguir la ayuda. Si llega, genial. Pero empieza con algo que puedas sostener tú mismo si hace falta.

 

Abrir una tienda online es posible, pero no es gratis

Si has llegado hasta aquí, ya te habrás dado cuenta de que abrir una tienda online no es tan barato como parece. No necesitas un local, eso sí. Pero hay muchos pequeños gastos que van sumando y que, si no los tienes en cuenta, pueden hacer que te frustres o que abandones a mitad del camino.

Yo no me arrepiento de haberla montado. Ha sido un proceso largo, con momentos de dudas, pero ha ido bastante bien. Vender algo que tú mismo has creado o seleccionado tiene su encanto. Pero hay que tomárselo en serio. Planificar bien, hacer números, buscar ayuda si hace falta… y sobre todo, no dejarse engañar por lo fácil que lo pintan algunos.

Una tienda online es como cualquier otro negocio: si lo quieres hacer bien, vas a tener que invertir. Dinero, tiempo y energía.

Si estás pensando en montar la tuya, te animo a hacerlo, pero hazlo con los pies en el suelo. Porque sí, se puede. Pero no es gratis.

Comparte este artículo
Facebook
Twitter
LinkedIn
Últimas publicaciones
Scroll al inicio
blog-de-pedro-reyes
Politica de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para que podamos brindarle la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en su navegador y realiza funciones como reconocerlo cuando regresa a nuestro sitio web y ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones del sitio web le resultan más interesantes y útiles.