Pisando fuerte

La manera en la que nos movemos, caminamos o realizamos ciertas tareas, determina en gran medida algunas de las molestias que sufrimos en nuestro cuerpo a lo largo de la vida. Parece algo poco importante o a lo que no le damos la importancia necesaria, pero los pies, son una parte del cuerpo a la que deberíamos prestar mayor atención. Los profesionales que se dedican a todo lo relacionado con los pies y sus problemas asociados, a los que todos conocemos como podólogos, lo recuerdan de forma constante. En Podoavant, expertos en podología, recomiendan a todos sus pacientes cuidar sus pies del mismo modo que cuidamos nuestro rostro o manos. Parece ser que, como pasan la mayor parte del  tiempo cubiertos por calzado, olvidamos que los pies sufren a diario.

Sin embargo, los pies nos llevan y nos traen, nos mantienen en equilibrio y nos sostienen. Su cuidado es esencial para disfrutar de una buena salud, por lo que prestar atención a sus dolencias y proporcionarles en calzado adecuado, es algo que deberíamos hacer todos.

Uno de los estudios que más se realizan en la actualidad para valorar el estado de los pies y los problemas que de ellos puedan derivar en el resto del cuerpo, es el estudio biomecánico de la pisada. A parte de comprobar si tus pies tienen durezas, callos o algún molesto ojo de gallo, entre otro tipo de males como hongos o pie de atleta, el podólogo, es el profesional de la salud cualificado para llevar a cabo un estudio en profundidad con la biomecánica de los pies.

Son numerosas las ocasiones en las que algunos dolores o molestias del pie que no parecen tener origen en una lesión o patología evidente, vienen a ser provocados por alguna anomalía en el proceso propio de la pisada y el movimiento. Es posible que en algún momento, podamos notar algo raro en la pisada o comprobemos que las suelas de nuestros zapatos o zapatillas se desgastan más por un lado. También es habitual notar algún problema de equilibrio que no proceda de los habituales mareos o alguna otra cuestión fisiológica. En cualquiera de estos casos, es conveniente acudir a un profesional de la podología y realizarse un estudio de la pisada o biomecánico.

Los comunes problemas en la pisada

Es bastante más habitual de lo que tendemos a pensar. Tener algún tipo de problema en la pisada o la movilidad general del cuerpo, es muy frecuente. Lo que desgraciadamente, todavía no es tan común y frecuente es poner solución a este tipo de problemas físicos que pueden ocasionar problemas de otro tipo. Para hacerlo, los podólogos y profesionales del sector, disponen de dos métodos de diagnósticos de los cuales, vamos a hablar en este artículo: el estudio de la pisada y el estudio biomecánico.

Ambos métodos son muy beneficiosos para el que se los realiza y el organismo en general, pues se centra en realizar una evaluación en las alteraciones y problemas que se originan en los pies, desencadenando un efecto dominó en todo el cuerpo.

Tanto el estudio de la pisada como el estudio biomecánico, se encargan de hacer un estudio detallado del movimiento que realizamos y sus posibles alteraciones, partiendo de la pisada. Mediante ellos, es posible observar esas posibles alteraciones en la pisada y la mecánica del movimiento general del organismo. Esto es lo que se conoce habitualmente como estudio biomecánico.

En lo que respecta al estudio de la pisada, tal y como nos indica el mismo nombre, se centra en un análisis y estudio exhaustivo de la pisada. Dicho estudio se efectúa tanto en una posición estática, de pie y parados, como en una posición dinámica, cuando el paciente se encuentra en movimiento.

Gracias al estudio de estos dos análisis, es posible detectar las posibles alteraciones y anomalías que presente la pisada. Estas alteraciones, pueden replicarse y manifestarse de diversas formas en otras partes del aparato locomotor, como pueden ser dolor, lesiones o molestias de cualquier tipo que afecte a partes del cuerpo como las rodillas o caderas.

A parte de detectar las posibles anomalías que se puedan presentar en la pisada, un estudio de la misma puede resultar de gran utilidad para detectar el tipo de pisada (pronadora, supinadora o neutra); ayudar en la prevención de lesiones; reducir molestias propias de patologías como la fascitis plantar o algún tipo de tendinitis; ayudar a corregir las diferentes alteraciones de la postura; evitar problemas en el futuro cuando se realiza en niños.

Los estudios de la pisada, están indicados y recomendados para cualquier tipo de persona, independientemente de su edad, sexo o condición. Desde los más pequeños hasta los ancianos, pueden beneficiarse de un estudio de la pisada. No podemos olvidar que los pies nos van a acompañar de por vida y serán ellos los que nos permitan caminar. Razón más que evidente por la que es necesario cuidar de su estado y evitar molestias y problemas de movilidad a consecuencia de una mala pisada. Todos sabemos, en mayor o menor medida, lo molesto que es dar un traspié y el dolor que genera aunque no te llegues a lesionar. En muchas ocasiones, ese traspié es dado por que nuestra pisada, no es correcta.

Para detectar cualquier tipo de anomalía, hacer un estudio de la pisada es la primera de las propuestas que hacen los podólogos. A través de este estudio, se obtiene información relevante relacionada con las molestias que puedan derivar de una mala pisada.

Estudiar la pisada en profundidad

Sin embargo, si queremos conocer más a fondo todo lo relacionado con nuestra forma de pisar y caminar, algo que es muy importante en los deportistas, por citar un ejemplo, podemos optar por realizar un estudio biomecánico de la pisada. Este estudio consiste en realizar al paciente una serie de pruebas y chequeos con la finalidad de analizar la posición estática y dinámica de una persona. En este caso no solamente se analiza el pie, el profesional de la salud, comprueba también la relación entre la pisada y las rodillas, columna o cadera, entre otra serie de estructuras. Para ser exactos, el estudio biomecánico de la marcha, consiste en el análisis de una serie de gestos, secuencias y fuerzas que se efectúan al caminar y moverse de manera habitual, lo que puede generar dolor e incluso, provocar lesiones.

La principal finalidad de este tipo de estudios, es la prevención de lesiones asociadas al apoyo inadecuado del pie, estas pueden ser de carácter muscular u osteoarticular y entre ellas, se encuentran los habituales esguinces de tobillo, el exceso de carga muscular, la tendinitis y las metatarsalgias.

Este tipo de estudios, cuenta con diferentes fases para disponer de todos los datos necesarios y actuar en consecuencia.

La primera de estas fases, consiste en la anamnesis o historia clínica del paciente. Es fundamental conocer al paciente, saber que le duele y como es el dolor. Así como saber si es deportista, el nivel o tipo de actividad física que hace, que calzado utiliza, etc.

En segundo lugar, hay que realizar un chequeo anatómico del pie en el cual se comprobarán las posibles asimetrías de los  miembros del cuerpo. Al mismo tiempo que se miden los rangos musculares y articulares que permiten obtener datos sobre la elasticidad y el tono muscular entre otros factores.

La tercera etapa del estudio implica la realización del estudio del pie en estado estático y en movimiento. De esta manera se obtienen datos para analizar la musculatura en estado de bipedestación, aportando también información relativa a la elasticidad, el tono muscular, etc.

Para finalizar, el paciente se coloca sobre plataformas de presiones computerizadas que muestran una serie de datos sobre la huella plantar. Esta última fase, se realiza tanto de forma estática como dinámica mientras se realiza la marcha, es decir, caminando. De esta manera, se determina la postura corporal y si existe una adecuada distribución de las presiones plantares entre otra información relevante.

Gracias a la realización de un estudio biomecánico, es posible observar y conocer trastornos biomecánicos como la pronación (inclinación de la pisada hacia dentro); la supinación (inclinación hacia fuera); trastornos en la movilidad del tobillo; acortamiento de la musculatura posterior; desviaciones pélvicas; falta de simetría en los miembros inferiores y la columna o posibles diferencias en la carda de un miembro respecto a otro; falta de simetría en las caderas.

Ante la presencia de alguno de estos problemas, los profesionales, pueden recomendar una serie de tratamientos preventivos encaminados a la corrección. En función de cada caso en particular es posible realizar una corrección en la técnica de la carrera, la creación de plantillas personalizadas, aprender a elegir el calzado adecuado o pautar ejercicios para estirar o fortalecer la musculatura.

Aunque no parezca demasiado importante, el hecho es que si lo es. Hacer un estudio de la marcha es muy importante cuando sentimos molestias que no proceden de alguna lesión o dolencia conocida. La corrección de los posibles trastornos de la pisada, puede prevenir lesiones de mayor gravedad y contribuir a tener una mejor calidad de vida. No hay que olvidar que los pies sufren un desgaste constante y en el caso de los deportistas, el mismo es mayor. Es fundamental, mantenerlos en condiciones y contar con una buena pisada.

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