La personalización como valor añadido

Todos los sectores cuentan con sesgos en los que cada uno, busca la mejor manera de desmarcarse de la competencia. La innovación la novedad y la creatividad son el buque insignia de la gran mayoría de empresas que lo consiguen. En un mundo en el que todo es prácticamente igual, la más mínima diferencia es un valor añadido al producto o servicio.

Esto es algo que entienden y aplican a la perfección y, desde hace años, las empresas de personalización como Photo Original Gifts, expertos en souvenirs al por mayor. La estandarización para abaratar tiempos y costes en la fabricación de productos o en el sector de los servicios, es algo práctico y rentable que al final, ha terminado por cansara al consumidor. Cuando no hay opciones, te quedas con lo que hay. Cuando las opciones se amplían, aumenta la duda y siempre quieres más.

Como las personas somos pelín caprichosas, lo más habitual es querer lo que tiene el de al lado, en el peor de los casos, querer lo que tiene el de al lado pero que sea mejor. Si personalizas lo que tiene el de al lado, aportándole tu toque, el valor se incrementa. Tal vez el producto o servicio sea el mismo y la diferencia, resida en un color o diseño.

Mientras hace unos años, lo que se buscaba en la sociedad era una atención personalizada en todos los sentidos. A fin de cuentas, nos gusta se el centro de atención durante un momento. En la actualidad, perseguimos la personalización en todo. Atención, productos, servicios. Todo diseñado a razón de quien consuma.

No cabe la menor duda de que esta manera de desmarcarse, mediante la personalización es atractiva y a todo el mundo gusta. Disponer de un asesor personalizado en el banco, un móvil personalizado en las manos o el simple llavero con la foto que te gusta en el bolsillo, engrandece.

Incluso las campañas de marketing son concebidas de manera personalizada para una empresa o marca en particular. Posteriormente, se desarrollan en función de un público objetivo al que hace único, aunque se trate de una estrategia comercial.

El mundo de la personalización, acapara todos los sectores en mayor o menor medida.

Personalización dentro de la marca y en el día a día

Un claro ejemplo de lo que logra la personalización a gran escala (en tal caso la personalización desaparece, pero finjamos que permanece), es la publicidad que hacen al respecto marcas de gran reconocimiento y prestigio como Coca Cola que hace unos años, decidió personalizar sus latas. En este caso, las latas ya se comercializaban con el nombre en cuestión, solo tenias que encontrar la tuya y comprar.

¿Personalización? Realmente, no. Marketing, sí. Adquirir algo que lleva tu nombre porque lo has encontrado por el camino o te lo han puesto delante, no implica que la empresa, te tenga presente.

No solo esta marca lanzó su campaña de personalización, desde entonces, numerosas empresas, hacen lo propio. Con la salvedad de que algunas de ellas, no lanzan sus productos con el nombre, esperan a que tu se lo encargues. Ahí, si podemos decir que existe personalización, relativa, pero existe.

Del lado de la personalización de productos por parte del consumidor, encontramos esas empresas dispuestas a hacer lo que tu les pidas. Todo tipo de productos en los que puedas incluir tu diseño, tu foto o cualquier texto o imagen.

Estas empresas, dieron su pelotazo y se mantienen ahí, gracias a que los consumidores siempre van a seguir demandando este servicio. Desde particulares hasta empresas, requieren en algún momento de artículos personalizados. Sea como souvenir, regalo de empresa o regalo especial.

La personalización, puede alcanzar tantos aspectos que, algunas empresas hasta se encargan de llevar desayunos personalizados a domicilio, con productos acordes a cada persona. De diseño y exclusivos.

Nos encanta tunear todo lo personal. Desde el coche hasta la ropa. Cada vez, nos gusta más aportar nuestro toque particular a nuestras posesiones más preciadas. Que todo sea igual, pero diferente. Que lo mío, aunque es como lo tuyo, sea más atractivo.

El existo del sector de la personalización, esta asegurado de por vida. Lo único que tienen que hacer para mantener su nivel, es variar la oferta de productos a personalizar. Innovar en ese aspecto es fundamental para que los consumidores, no se cansen de ver siempre la misma taza o almohadón personalizable, en el escaparate.

Personalización como propuesta de valor

A nivel publicitario, la personalización es esa propuesta de valor añadido que hacen que las empresas, se desmarquen unas de otras. Gracias (o no) al gran alcance e impacto de la publicidad que se ha colado en nuestras vidas de manera fulminante, cualquier producto o servicio que se preste a ser personalizado, lo sentimos como propio.

Los objetivos de las empresas es llegar, mediante la publicidad directa, a las audiencias y ofrecer la solución que buscan. El diálogo, pasa de ser un discurso para el público, a una experiencia individualizada en la que el propio consumidor, va formando y definiendo el contenido.

El consumidor necesita sentirse especial y único. Por esa razón, se complica la cuestión ya que hay que diferenciar cada producto y/o servicio de la competencia para atraer al cliente. Al personalizar el producto o servicio en base al consumidor, el valor añadido encandila al mismo y se establece un vínculo que luego habrá que mantener.

Para lograr ese desmarque de la competencia haciendo uso de la personalización, hay que acercarse al cliente lo máximo posible. Segmentar al público objetivo por factores como el sexo, la edad, origen, gustos, aficiones y cualquier dato relevante, permite estudiar y analizar las necesidades y deseos del mismo.

La dificultad de lograr una propuesta de valor diferente y atractiva, reside en que no basta con la creatividad del publicista, hay que conocer en profundidad a público y clientes. Por eso, tras cada venta, se sigue al cliente creando una relación en la que se produzca un feedback. La mayoría de las veces, el cliente no se da cuenta de la información que regala a las empresas porque se sienten especiales contestando a sus preguntas.

Que nos sintamos únicos, exclusivos y necesarios para el vendedor, es la finalidad de la personalización. Aunque hay que ser realistas y ser conscientes de que, en realidad, tan solo es una estrategia diseñada para conquistarte, pero luego, pasan a otro u otra.

Esa necesidad mutua, esta propiciando la desconfianza del consumidor que cada vez, se muestra más reticente a dar tanta información. Las empresas lo saben todo de los consumidores en tanto que los consumidores, no sabemos nada de las empresas.

En definitiva, la personalización es algo que agrada, entusiasma incluso. Sin embargo, no se puede personalizar todo de forma individualizada somo se supone debe ser. Al final, se ve el plumero y aunque a muchos les sigue atrayendo sobremanera cualquier artículo, producto o servicio que lleve su nombre, a otra parte de la población, le resulta indiferente.

A gran escala, la personalización puede caer en su propia trampa y dejar de ser ese valor añadido para alejar al consumidor. En parte porque puede sentirse ultrajado cuando le ofrecen algo hecho a medida sin que lo hayan pedido. ¿Cómo pueden las grandes marcas saber tanto sobre un consumidor? Si no les doy datos, ¿de dónde los sacan? Ese, es el quizá de la cuestión. Una cosa es que un consumidor busque un producto y se lo hagan a medida o personalizado. Otra, es que encuentre ese producto en la puerta de su casa sin haber dado muestras de cual es su necesidad.

Datos y estadística que dan como resultado una extrema personalización porque al final, en el fondo, todos somos iguales.

 

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