El Síndrome de Casandra en parejas neurodiversas y neurotípicas

Generalmente, todo problema de pareja suele recaer en la pareja no autista, lo que conlleva a ciertos cuadros de éste a confusión, soledad y desesperación; ya que no es creído ni por su pareja TEA ni por su entorno.

El Trastorno de Privación Afectiva de Casandra (CADD) es una forma de describir la lucha que sufre una persona neurotípica por comprender y obtener validación de su pareja neurodiversa (TEA, anteriormente Asperger), así como el resto de la familia y los profesionales que los ayudan.

¿Quién era Casandra?

En la mitología griega, el dios Apolo otorgó a Casandra (hija de Príamo, rey de Troya), con el fin de seducirla, el don sobrenatural para ver el futuro.

Pero Casandra le rechazó, lo que provocó la ira de Apolo. En vez de despojarle de ese don, el dios le permitió conservarlo, pero con el impedimento de que nadie creería sus predicciones, incluida de las consecuencias del caballo de Troya.

Esto provocó que, aunque Casandra predijera con acierto el futuro, nadie le creyera. Todos se burlaban de ella y la marginaban, provocando la locura de la mujer.

El síndrome de Casandra en casos neurotípicos

Con el fin de describir el síndrome en una pareja, se asocia la leyenda griega. La pareja neurotípica es representada por Casandra, mientras que el dios Apolo sería la pareja neurodiversa.

La pareja neurotípica apoya la verdad, pero le es difícil alcanzarla y que le crean. En este lado, los neurotípicos se ven sometidos a veces a casos de ambivalencia, confusión y agitación. Existen poco apoyos externos para ellos, para que puedan lidiar con la experiencia de convivir con un neurodiverso.

Su poco apoyo externo se complica aún más con la mala comprensión de familia y amigos sobre lo que el neurotípico necesita.

Este síndrome trata de reflotar los problemas que se presentan en parejas simultaneas neurotípicas y neurodiversas.

En psicopatología, se describe como el trastorno en relaciones interpersonales traumáticas, pero también con cuadros de ansiedad, depresión u obsesión; en el que el afectado pretende evitar el sufrimiento advirtiendo de desdichas futuras y poniéndose en lo peor, pero consiguen el efecto contrario.

También se ha descrito como trastorno de privación emocional, en el que se aprecia una falta de fortalecimiento emocional por parte de una pareja neurodiversa y neurotípica. Pero este término es confuso, ya que en la década de 1950, la Dra. Anna Terruwe postuló que la privación emocional en la vida temprana alimentaba un trastorno de ansiedad en la vida adulta. Al estar hablando de la vida en pareja y no de la vida temprana, no se le puede considerar un término del todo útil.

Una persona neurotípica, al estar en pareja con un neurodiverso, puede presentar algunos de los siguientes cuadros

  • Dificultad para regular las emociones.

  • Desarrollar una imagen negativa de sí mismo.

  • Tener problemas con las relaciones interpersonales.

  • En casos extremos: pesadillas o reacciones exageradas de sobresalto.

La terapia en el síndrome de Casandra

Maxine Aston, quien propuso el término Trastorno de Privación Afectiva (AfDD), señaló que es una serie de condiciones pasajeras por parte de la pareja neurotípica, y que pueden ser tratadas, a diferencia de los neurodiversos, que no tienen cura.

La relación de la pareja puede funcionar y mejorar si ambos trabajan para comprenderse y comunicarse mejor. Para ello, deberán mostrar su expresión emocional.

Maxine describió la relación íntima de la pareja neurotípica y neurodiversa como frustrada, a causa de la alexitimia o la baja conciencia emocional. Pero aumentando sus habilidades interpersonales, se puede reparar la relación.

Es decir, cuando ambos son conscientes que son una relación neurodivergente y neurotípica y están dispuestos a trabajar en ello, una terapia científica podrá ayudarles.

Los profesionales de PSI, aseguran que una mala terapia en el síndrome de Casandra, en el que ambos han sido orientados individualmente y ajenos a la idea de la neurodiversidad, puede conllevar a un intenso conflicto interno, baja autoestima, frustración, rabia, ansiedad, depresión, etc. Muchas parejas de neurodiversos han llegado a la consulta con cuadros de desesperación, frustración y tensión en la relación de pareja.

El problema es la falta de conciencia emocional, pero extendida también a la familia del neurotípico y los profesionales que ayudan. El cónyuge neurotípico no es entendido por su pareja neurodiverso y por familiares y profesionales de ayuda, que están lejos de ser, por lo menos, empáticos.

El Síndrome de Casandra subraya la soledad existencial de la pareja neurotípica, describe un desajuste de necesidades y expectativas que han surgido a raíz de los típicos malentendidos bidireccionales de las parejas neurodiversas y neurotípicas.

Es primordial que un terapeuta de pareja evalúe los síntomas que está sufriendo la pareja neurotípica, con el fin de frenar el síndrome de Casandra mediante una terapia basada en la ciencia.

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